MUDHONEY ESTAN DE VUELTA
MUDHONEY
‘Under A Billion Suns’
21 de marzo de 2006: se publica el nuevo disco de Mudhoney, “Under A Billion Suns”.
Siguen en forma, nueve álbumes y dieciocho años después. Hagamos memoria: vienen de aquel viejo, raro, húmedo Seattle, del que salieron como chacales carroñeros enchufados a un largo cable de distorsión. Tenían esa pinta de los que fuman marihuana tras los colegios en las películas de Kevin Smith. El cantante aullaba que parecía Iggy Pop, hablaba de enfermedades y resacas y sonaba lascivo. Las guitarras sonaban como peines amplificados rozándose contra papel de lija. La sección de ritmo eran puños golpeando algo hueco. El ruido y la urgencia del rock luchando por sobrevivir. En el mundo exterior, Alice Cooper se presentaba a gobernador por Arizona y Tipper Gore, la esposa de Al, se empeñaba en decorar los discos con pegatinas de cuidado-este-disco-lleva-letras-sucias.
Igual si la banda lo hubiese dejado ahí, ahora sería uno de esos grupos tan significativos que todo el mundo reivindica. Y de “Superfuzz Bigmuff” se diría que es un disco tan referencial como el “Fun House” de los Stooges, y de la canción “Touch Me I’m Sick” que no podría faltar en la versión actualizada de la “Anthology Of American Folk Music” –una que abarcara desde que Bob Dylan se enchufó a la guitarra eléctrica hasta la muerte de Kurt Cobain-. E igual se hablaría del sonido Mudhoney, en vez del sonido grunge. Pero la banda no lo dejó en 1980, así que al sonido Mudhoney en 1990 ya todo el mundo lo conocía como sonido grunge. El resto es historia.
Los dos primeros párrafos nos conducen hasta “Under A Billion Suns” y una formación a punto de cumplir veinte años. A muchos aniversarios los sepulta el polvo de la nostalgia. No a los de esta banda. No quieren pensar, ni que pienses, en días pasados. El primer tema, “Where Is The Future”, lo deja claro, cuando Mark mira hacia delante escupiendo que el futuro que nos prometieron queda lejos y el presente está regido por cerebros arrogantes y mentes pequeñas. Hay otro corte al que también podríamos llamar político, “Hard-on For War”, con un enfoque muy MC5 (ahí va esa frase: “Es nuestro patriótico deber hacer dulce amor esta noche”). Además de los guiños colaterales a la política, una sección de vientos y armonías hirviendo completan la jugada novedosa del elepé, que han untado sobre su rebanada de pan rasposo, la de toda la vida, la de carnosos riffs punk, peleas de guitarras subterráneas y Mark y Steve sonando como si estuvieran peleándose contra una resaca...No falta su dulce pesimismo, el que les lleva a clavar puñales como: “Tienes un precioso cáncer, querida, comiéndote el cerebro”. El que hace que estribillos como el de “It Is Us”, que dice que los días felices han vuelto, esté tan lleno de sarcasmo.
Seattle ya no parece un sitio tan viejo y tan raro como en los ochenta, pero Mudhoney sigue rockeando tan duro y alto como entonces, sin ablandarse. La tozudez del millón de dólares, la desgana por plegarse al show bizz.
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