EL JARDINERO DEL SR.KEROUAC
Niebla: los primeros rayos de cordura
Ha vuelto el Sr.Kerouac al jardín, y con él, la insania. Tras varios meses de asueto en sórdidos parajes del extranjero, el Sr.Kerouac ha abierto todos los postigos que dirigen a su biblioteca, la cual ha desempolvado y limpiado, para retomar sus lecturas y escritos, sus pensamientos ontológicos y la previsión de sus futuros viajes.
Parece que ha finalizado el armisticio en esta finca. Lo que ha sido durante meses paz se convierte en asedio, todo por el regreso del Señor. Paseos indiferentes observando sus crisantemos y píceas; noches sodomizadas por amigos vivales, íncubos y mujeres apátridas de su corazón. Todo vuelve a la normalidad con su retorno.
Antes de su exilio, el Sr.Kerouac presumía de gestos graves y austeros. Ahora, sus movimientos son más gráciles y dinámicos, seguramente porque actualmente baña el almuerzo con agua en lugar de whiskey, o ha sustituido las pastillas por una taza de café a la hora del desayuno.
Realmente no puedo asegurarles el porqué de su cambio. Lo que sí puedo afirmar, es que trabaja más horas que el sol y ,por consiguiente, aleja el sepulcro con el que cada noche coqueteaba con devoción en el pasado y por fortuna ha evitado, con alguna sanción menor -dolores o enfermedades de baja importancia-.
Siguen las fiestas, pero ahora no está a primera hora de la mañana cerrando filas en el porche de la finca mientras yo comienzo mi jornada laboral. Ya no lidera a sus camaradas, ni promueve sus ideas de forma inmediata. Reflexiona, y niega la quietud como principio vital, pero sin perder aquella acuidad que le caracterizaba.
Me ha emocionado hasta las lágrimas verle como garante de la buena conducta por vez primera, siendo él en el pasado quién, aún descubriendo que se había equivocado, prefería continuar en su error, quién cultivado por los cuatro costados se estancaba en la convicción, convirtiéndose de ávido a inepto en un segundo de reloj.
Es probable que, de la oscuridad en la que se encontraba, alguien le haya invitado a salir. La niebla, y sus destellos de luz, le permitirán volver a vivir.
::MENTES-INQUIETAS::
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LLARA -