CONVERSACIONES DE ASCENSOR I
-Hola.
-Buenos días.
…..
…..
-Hace frío ¿no?
-Si, un poco…
….
….
A ver si llega ya el veranito.
-A ver…
…..
…..
-Bueno, hasta luego.
-Venga… (Adiós).
¿Realmente somos tan estúpidos o nos esforzamos por serlo? Quiero decir, ya se que hace frío, yo también vengo de la calle. Claro que va a llegar el verano, pero no se va a adelantar ¡para tu que ahorres calefacción, rata! Y es que, aquí donde estamos con nuestra inteligencia superior, somos capaces de repetir 3 o incluso 4 veces la misma conversación de besugos en un solo día (dos por la mañana y dos por la tarde). La verdad a descubrir es que somos completamente idiotas e incompetentes. Incompetentes porque somos incapaces de mantener una conversación coherente de 30 segundos con un desconocido, e idiotas porque, a pesar de no querer cruzar una sola palabra con nuestro vecino del 5º, que pone la música a tope y no nos deja echar la siesta, seguimos repitiendo “Hace un poco de frío no?” Pues si que lo hace si. ¡De no hacerlo no llevaría tres camisetas, dos jerséis, el forro polar y el plumas para ir a por el pan! (aunque igual los pantalones de hacer deporte no ayudan mucho). Pero ese no es el caso, el caso es que hace frío y no quiero hablar contigo, ¿y por que lo hago? Por que soy así de estúpido.
Es el momento de pensar, “mmmm, pues tiene razón.” ¿Y qué me dices con eso? Cuando vengas mañana de coger el pan y te encuentres con tu vecino del 5º en el ascensor el volverás a comentar la más horrible de las frases de ascensor: “Venga…” y es que, ¿a quien se le ocurre despedirse así de un desconocido? Pues a ti, que después de tu maravillosa conversación y habiendo demostrado tus dotes para la conversación durante treinta segundos, crees que el haber compartido ese pequeño habitáculo durante un breve instante de excesiva tensión, te da la confianza para despedirte de tu vecino como si le conocieras de toda la vida.
Resumiendo todo esto: Como nuestro intelecto no nos permite dejar de decir tonterías en el ascensor, en un rato libre en vuestra atropellada vida preparaos que por lo menos sea divertida, mientras se ría no tendréis que hablar…
Firmado: EL TENIENTE
P.D.: Nos tenemos que pegar una buena fiesta “cuando llegue el veranito”.
-Buenos días.
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-Hace frío ¿no?
-Si, un poco…
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A ver si llega ya el veranito.
-A ver…
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-Bueno, hasta luego.
-Venga… (Adiós).
¿Realmente somos tan estúpidos o nos esforzamos por serlo? Quiero decir, ya se que hace frío, yo también vengo de la calle. Claro que va a llegar el verano, pero no se va a adelantar ¡para tu que ahorres calefacción, rata! Y es que, aquí donde estamos con nuestra inteligencia superior, somos capaces de repetir 3 o incluso 4 veces la misma conversación de besugos en un solo día (dos por la mañana y dos por la tarde). La verdad a descubrir es que somos completamente idiotas e incompetentes. Incompetentes porque somos incapaces de mantener una conversación coherente de 30 segundos con un desconocido, e idiotas porque, a pesar de no querer cruzar una sola palabra con nuestro vecino del 5º, que pone la música a tope y no nos deja echar la siesta, seguimos repitiendo “Hace un poco de frío no?” Pues si que lo hace si. ¡De no hacerlo no llevaría tres camisetas, dos jerséis, el forro polar y el plumas para ir a por el pan! (aunque igual los pantalones de hacer deporte no ayudan mucho). Pero ese no es el caso, el caso es que hace frío y no quiero hablar contigo, ¿y por que lo hago? Por que soy así de estúpido.
Es el momento de pensar, “mmmm, pues tiene razón.” ¿Y qué me dices con eso? Cuando vengas mañana de coger el pan y te encuentres con tu vecino del 5º en el ascensor el volverás a comentar la más horrible de las frases de ascensor: “Venga…” y es que, ¿a quien se le ocurre despedirse así de un desconocido? Pues a ti, que después de tu maravillosa conversación y habiendo demostrado tus dotes para la conversación durante treinta segundos, crees que el haber compartido ese pequeño habitáculo durante un breve instante de excesiva tensión, te da la confianza para despedirte de tu vecino como si le conocieras de toda la vida.
Resumiendo todo esto: Como nuestro intelecto no nos permite dejar de decir tonterías en el ascensor, en un rato libre en vuestra atropellada vida preparaos que por lo menos sea divertida, mientras se ría no tendréis que hablar…
Firmado: EL TENIENTE
P.D.: Nos tenemos que pegar una buena fiesta “cuando llegue el veranito”.
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