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REVISTA DIGITAL MENTES-INQUIETAS

NODOBY & MYSTIC CHORDS OF MEMORY

NOBODY & MYSTIC CHORDS OF MEMORY 

Desde L.A. llegan Nobody & Mystic Chords Of Memory, toda una provocación al relax y la quietud de la vorágine diaria. El grupo lo forman Christopher Gunst, Jennifer Cohen y Elvin Estela, tres mentes inquietas de pro.

Christopher Gunst fue inscribiendo con sus proyectos anteriores la continuación de la historia del rock, en compañía de Neutral Milk Hotel, Olivia Tremor Control o The High Llamas (los heredores de Brian Wilson de azotea más perjudicada). 

Tras la disolución de su última superbanda Beachwood Sparks (autores de tres maravillosos álbumes, pastorales y cósmicos) y una intensa gira americana que agotó sus fuerzas, decidió exiliarse a Santa Cruz y desenchufar los amplificadores, lejos de los desquiciantes ecos y el tedio de la rutina promocional.

Junto con su colega Jennifer Cohen (líder de los saltarines y poppies The Aisler’s Set), descubrió una forma de componer, totalmente integrada en su nueva y apaciguada vida, fuera del estrés de los estudios, los escenarios y los camerinos. Así, lógica y paulatinamente, nació entre el silencio y bajo el sol de California, Mystic Chords Of Memory, que tomó su nombre de una cita de Abraham Lincoln de 1861, grabada para la eternidad en la roca del Monte Rushmore y que habla de la música como una memoria transferible, una fantasía universal que se difunde a través del tiempo gracias a la imaginación.


Otro amigo se apuntó a estas tardes de farniente altamente creativo, Elvin Estela, más conocido como Nobody, también cerebro inquieto de cultura musical insondable y creador desde Los Ángeles  de varios álbumes de electro-jazz para Plug Research o Ubiquity, y colaborador de The Postal Service o The Mars Volta.Y Nobody les confeccionó amorosamente una amplia panoplia de beats estivales, samples vegetales y scratches aterciopelados.

Resultado: el mágico y balsámico “Tree Colored See”, adictiva mezcla de downtempo bucólico, folk efervescente y sunshine pop introspectivo, que anuncia la vuelta a los dorados tiempos de la psicodelia, la cual es, en definitiva, una forma de posmodernidad exacerbada (y aquí vaticinamos un inminente e inevitable revival). Con los pies en un mullido césped y la cabeza entre algodonosas nubes, parece que este trío haya encontrado, tal y como lo dice el cuento infantil, el lugar en el que se esconden las semillas del árbol del que sale el arco iris (que no es otra cosa que tu lector de cd).

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