DIARIO DE UN FESTIVAL
FIB 2006: SABADO Y DOMINGO Y MÁS
SABADO 22
El sábado llegaba cargado de esperanzas. Aianara LeGardon abría la tarde con su singular sonido y su voz sensual, íntima y sincera. Repasando su último álbum “Each day a lie” tocó varios temas con la simpleza de su guitarra sin distorsión, un cellista y percusión. El silencio entre el público fue el mejor aliento que deseaba recibir, transmitiendo en una carpa a las 7 de la tarde sentimientos y melodías más propicias para un antro lleno de humo infestado de la mejor gente a horas intempestivas. Un gran concierto en el lugar equivocado.
La promesa El columpio Asesino están cargando las pilas de festival en festival para dejar claro las expectativas que tienen, descargar adrenalina al público, ofrecer retales de bailes, pero lo que más agresividad y mala hostia. Con una carpa ahogada de público, plasmaron su disco debut de forma simple pero contundente. Su batería-cantante disparaba en cada verso “Perros, piedras, gasolina!!”.
Al acabar El Columpio Asesino, la muchachada desplegaba las banderas hacia el escenario verde, donde Morrisey alias Mr.Gladiolo desplegó todas su armas de libertad ante la sombra de Syd y el telón de Oscar Wilde que le acompañó. A mitad de concierto una bandera de España en calidad de pareo le protegía de un público entregado. El ex de los Smiths arrasó con temas como “Panic” “Irish Blood / English Heart” o “Life is a Pigsty”. Pequeños hijos de fanáticos por este crooner corrían por allí, deslimitando la edad del festival por unas horas, y creando un concierto que envolvió a todos los asistentes con melancolía, oscuridad y tristes rimas.
Los pioneros de la nueva ola del indie-rock salían al escenario. Sin excentricidades Franz Ferdinand encabezaron la página del triunfo en el Fib 2006, para los anales y las mentes de los enfervorecidos asistentes. “ This Boy “, “Come on Home” o “ Do you want to” fueron parte del repertorio que degustó el público derivando y explotando con “This Fire” (esos intro de batería son demoledores y excitantes en un directo…). Así fue la historia de un grupo que resume su éxito en simpleza estética y mucho arte sonoro y de concepto.
DOMINGO 23
Editors llegaban avalados por su exitoso debut The Black Room pero no por sus directos, por eso el escenario Fiberfib se quedó tan pequeño como indigesto. Pequeño porque los británicos asistentes anhelaban ver a sus nuevos ídolos, e indigesto porque su vocalista Smith desvarió entre el calor y (creemos) refrigerios psicotrópicos en reventar su guitarra y marcharse con su rabieta por problemas en el sonido. Más allá de ser un caso aislado, el cuatro cuerdas Leetch se celó del acto y lo repitió con su instrumento, tirando su bajo contra el monitor. No faltaron sus megahits temporales Munich y Blood, e inexplicablemente la gente salió contenta del show deseosa de encontrar a unos nuevos valores. Con unos pupilos-plagio de Joy Division como Interpol creo que tenemos más que de sobra, y figurantes rabiosos en el punk y el rock tenemos a mansalva también, así que, re-editaros o morid.
Del amor al odio hay un paso, y ahí estuvo Yann Tiersen para devolvernos el amor por la música bien hecha, el híbrido de artista y músico que está hecho, nos deleitó con momentos de virtuosismo a las cuatros cuerdas del violín, y descargando buenas canciones a la guitarra. Aquellos que se acercaron esperando melodiosos sonidos a lo Amelie no daban crédito a las distorsiones y tambaleos rock e incluso grunge por instantes. Con ello no quiero haceros caer en el error de que fuera peor, al contrario. El maestro nos demostró su polivalencia en todas las áreas de la música y por consiguiente, deberíais añadir a Yann Tiersen en vuestra lista de fenómenos de la música: distorsiones y emoción en el mismo escenario.
Después del galo nada sería igual, y ante la avalancha de los fibers por los ska-pistas Madness preferí descubrir a zZz, porque no todo es espectacularidad. Los oriundos de Ámsterdam, Bjorn y Daan nos enseñaron como con una batería un órgano y unas correctas mezclas se puede ejecutar una hora de concierto a fuego. Sound of zZz era la excusa para subirse al escenario, un álbum que despliega extraños aires de punk electrónico (como ellos) y que mostraron temas tan coléricos como Lucy o Sweet Sex. Una buena demostración de lo que eran capaces de vender en el escenario así como la descarga corporal que denotaban ambos, manifestada con más ahínco en los compases finales del concierto.
We are Scientists era una buena excusa para desechar a Depeche Mode de la baraja –ya que coincidían en horario- pero finalmente engañé a la mente, regresando a la grada y degustando los sonidos más universales del rock y el techno que se conocen.
Dave Gahan sigue en plena forma. A sus taitantos sigue demostrando que sus bailes provocativos, movimientos de culito y demás actos han arrasado por encima de la droga y momentos duros, para dejar paso a la lucidez y el éxito encima del escenario que han plasmado Depeche Mode en nuestro país. Desgraciadamente una gran dosis de canciones lentas o baladas al principio desvirtuó un poco los ánimos del personal, pero rápidamente con grandes temas como “Stripped” o “I feel you” la máquina empezó a desengrasarse y todo funcionó a la perfección. Más si cabe, mientras ésta última sonaba, ya que en las pantallas gigantes la palabra SEX sintetizaba la excitación y el hervor que allí existía. La siguieron la fantástica “Personal Jesus” y finalizaron con el tema “Never let me down”, perfecta para la ocasión.
Pero el que ríe último, ríe mejor, así que Placebo saltó al escenario con derecho a réplica; y rompió moldes. Brian Molko ha conocido la moda últimamente, y no ha abandonado la elegancia, tras sus pasos en falso por los vestuarios a los que nos tenía acostumbrados en años pasados, tan sexualmente ambiguos. Su acompañante al bajo, compensando el escenario ponía el toque industrial, con ropa negra ceñida y botas militares. Además a la batería no hacía falta ni ropajes de Mark&Spencer ni de Gucci, sólo un animal a la batería que hizo las delicias de los más exigentes en el foso. El espectáculo y la melodía las ofrecía el frontman Molko. Maduro y serio cantó “Special K”, ”The bitter End” o “Every you and every me”,aunque el grosso del show fuera el disco que presentaban esa noche, “Meds” . Un concierto si cabe más bruto, industrial y contundente que ha dejado a Placebo tras su paso por Bilbao y Benicàssim a las puertas de Infierno, y en la antesala de convertirse –si no lo es ya- en un grupo referente para las bandas que están por llegar.
Tras un merecido descanso para un servidor, nos dejamos llevar por The Rakes entre sus melodías arrogantes y un cantante que lo dio todo aquella noche. Errores a parte, como la descompensación que había en el escenario entre un bajista aburrido, un cantante alocado y un guitarra que parecía recién salido del High School, The Rakes cerraron el Escenario Verde hasta el 2007 con temas rápidos, abrumadores y bailables de apenas 2 minutos cada uno para despedirnos de una forma grande con temas como “The guilt” o “Retreat”, una gran fiesta.
Para los más noctámbulos y rebeldes a irse a su casa quedaron carpas electrónicas y al día siguiente una fiesta con Miss Kittin y Queen of noize donde pudimos oír Sweet Child O´mine de los G&R, y la gente enfervorizó ¿Porqué? Pues porque la música es un arte, y aunque los prejuicios sean muy ignorantes, ante una obra como ésta nadie puede aguantarse, incluso aquellos que se autodenominan Against Rockers.
Toda una religión llamada FIB, que esperemos conserve la esencia y no deje llevarse por británicos derroteros ni dineros internacionales se congregó en Benicàssim el pasado fin de semana.
Las pantallas del escenario Verde decían al finalizar “Gracias por hacer del FIB un gran festival”. Si la honestidad, la calidad y la clase siguen reinando en el cartel de este Festival como hasta ahora, la grandeza del FIB seguirá intacta.
::JK::
::MENTES-INQUIETAS::
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